Dentro de un contexto adverso y en una cursada atípica, llena de distintos problemas y cuestiones poco comunes debido a la virtualidad y las complicaciones que trajo la pandemia del COVID-19, siento que el resultado fue muy positivo. Fue una cursada que empezó antes que ninguna y trajo algo de seguridad dentro de toda la incertidumbre que había en esos primeros días del año. En las clases se generó un clima ameno de trabajo y, de la mano de lecturas de consignas y lecturas muy interesantes, siento que pude aprender cosas no solo del docente, sino a partir de las intervenciones de mis compañeros.
Si tuviera que criticar algo sobre mi participación en la cursada es que se me dificultó intervenir en las clases ya que mi Internet no es el mejor y, casi siempre que intentaba prender la cámara o el micrófono, el Zoom se trababa o me sacaba de la reunión. Al mismo tiempo, me alegra haber completado todas las consignas y no haber sentido ese momento de escritura como algo tedioso, sino como un momento en el que podía liberar un poco la imaginación y tener la libertad de escribir sobre lo que tenga ganas.
A diferencia de otras materias, no se exigió mucho con los tiempos para terminar las consignas y fue eso también lo que generó que el momento de escritura se sienta como un momento disfrutable, en la que no lo hacía por la obligación de seguir con los tiempos pautados, sino porque verdaderamente sentía ganas de tomarme un tiempo para pensar y escribir cada consigna.
Si bien, todo esto parece una mera formalidad, no quiero dejar de rescatar el buen trabajo en conjunto que se logró entre el docente y los estudiantes en uno de los momentos de crisis social más grande de la historia y también quiero usar este espacio para agradecer tanto a Santiago como al resto de mis compañeros por su acompañamiento desde la virtualidad y un escape de la pandemia que me afectó muy de cerca en mi ámbito personal.
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