lunes, 14 de diciembre de 2020

Antología final

 https://drive.google.com/file/d/19md4gNK-KSuwP0ljwK6g-Llla4pEa1wx/view?usp=sharing 

Segundo cuatrimestre a partir de la pág. 35

Autoevaluación final

Dentro de un contexto adverso y en una cursada atípica, llena de distintos problemas y cuestiones poco comunes debido a la virtualidad y las complicaciones que trajo la pandemia del COVID-19, siento que el resultado fue muy positivo. Fue una cursada que empezó antes que ninguna y trajo algo de seguridad dentro de toda la incertidumbre que había en esos primeros días del año.  En las clases se generó un clima ameno de trabajo y, de la mano de lecturas de consignas y lecturas muy interesantes, siento que pude aprender cosas no solo del docente, sino a partir de las intervenciones de mis compañeros.

Si tuviera que criticar algo sobre mi participación en la cursada es que se me dificultó intervenir  en las clases ya que mi Internet no es el mejor y, casi siempre que intentaba prender la cámara o el micrófono, el Zoom se trababa o me sacaba de la reunión. Al mismo tiempo, me alegra haber completado todas las consignas y no haber sentido ese momento de escritura como algo tedioso, sino como un momento en el que podía liberar un poco la imaginación y tener la libertad de escribir sobre lo que tenga ganas.

A diferencia de otras materias, no se exigió mucho con los tiempos para terminar las consignas y fue eso también lo que generó que el momento de escritura se sienta como un momento disfrutable, en la que no lo hacía por la obligación de seguir con los tiempos pautados, sino porque verdaderamente sentía ganas de tomarme un tiempo para pensar y escribir cada consigna.

 Si bien, todo esto parece una mera formalidad, no quiero dejar de rescatar el buen trabajo en conjunto que se logró entre el docente y los estudiantes en uno de los momentos de crisis social más grande de la historia y también quiero usar este espacio para agradecer tanto a Santiago como al resto de mis compañeros por su acompañamiento desde la virtualidad y  un escape de la pandemia que me afectó muy de cerca en mi ámbito personal.

miércoles, 2 de diciembre de 2020

Aceptación a Amelia Earhart

Querida Amelia:

Me alegra que hayas vuelto a comunicarte, creo que no pudo ver el panorama más grande al que apuntaba su propuesta en la primera carta y es por eso que mi primer reacción fue rechazarla.

Comparto con tu idea de que deberíamos generar que las niñas aspiren a todo lo que deseen ser, ya sea una de nuestras princesas o una gran aviadora como vos. Al fin y al cabo, todos los niños deben ver sus sueños reflejados en nuestras animaciones. En fin, cuanto más le damos a ellos, más recibimos.

Estaría encantado de que puedas venir a nuestros estudios y podamos desarrollar bien tu idea junto a nuestro equipo creativo, estoy seguro de que Minnie estará encantada de conocerte. Y como bien has dicho, alguien tuvo que depositar su confianza en Walt para hacer todo esto realidad y nosotros estaremos muy felices si podemos hacer lo mismo con vos. 

Mickey Mouse

martes, 24 de noviembre de 2020

Lo más importante de las cosas menos importantes- Escena de lectura

Lo más importante de las cosas menos importantes

Roberto Fontanarrosa, uno de los mayores exponentes de la literatura latinoamericana, mencionó en algún momento que “el futbol que vale es el que queda en el recuerdo” y en ese mismo sentido, el 8 de diciembre de 2010 es una fecha de la que difícilmente me pueda olvidar.

Esa noche, cuando mi papá llegó de trabajar, se cambió rápidamente la camisa por la camiseta roja y emprendimos el viaje en auto hacia Avellaneda. Iba a ser la primera vez que iba a la cancha y recuerdo perfectamente cómo iba observando atentamente a la gente en los colectivos o en los autos vestida con distintos modelos de la misma camiseta, cantando, discutiendo o con el silencio de nerviosismo previo a una final.

Al llegar a Avellaneda, mi viejo estacionó el auto a unas quince cuadras del estadio y completamos el trayecto caminando. Con cada cuadra que pasaba se empezaba a sentir más la tensión y la preocupación en aquella horda de camisetas rojas que nos llevaban al ritmo de canciones populares hasta las inmediaciones del club. Sin embargo, mi papá estaba sereno, con un rostro que emanaba mucha más confianza que la del resto de los hinchas.

Ya cuando estábamos llegando, decidí preguntarle: "Pa, ¿Cómo vamos a salir campeones si en el primer partido perdimos 2-0 y no la tocamos?" Ahí fue cuando él esbozó una sonrisa y me dijo "Somos de Independiente, del Rey de Copas, a estos equipos les ganamos con la camiseta", y al terminar la oración se acercó a un puesto de souvenirs y me compró una moneda de metal, pintada de dorado y con el escudo de Independiente. Si bien no terminé de entender lo que significaba "ganar con la camiseta" me aferré a esas palabras y a esa moneda como si fuera lo único que existía en el mundo en aquel momento.

Una vez que llegamos a la cancha, nos sentamos en una de las tribunas altas del estadio y, a pesar de que estaba en construcción y a medio terminar, yo estaba fascinado por estar en ese lugar que tantas veces había visto por televisión. Esperé sentado hasta el comienzo del encuentro, en silencio y mirando la moneda, intentando aprender las canciones que entonaba el resto para cuando arranqué el partido. A medida que pasaban los minutos los cantos eran más fuertes y se convirtieron en ruido ensordecedor cuando los equipos salieron a la cancha. Fue ahí cuando me paré arriba de mi butaca para poder ver y empecé a tararear las canciones, ya que no terminaba de entender la letra de las mismas.

Independiente empezó ganando. Cuando la pelota tocó la red, me fundí en un abrazo con mí viejo, luego observé la moneda y me dio confianza de que podíamos ganar. La confianza se desvaneció rápidamente ya que el empate del equipo contrario llegó justo sobre el final del primer tiempo y yo me puse a llorar desconsoladamente. Fue ahí cuando mí viejo me miró como si mi tristeza fuese en vano y me dijo "¿Te acordas lo que te dije antes?", cuando asentí con la cabeza, él concluyó: "¿Entonces para qué lloras?"

Al empezar el segundo tiempo, Independiente hizo dos goles rápidos y se vivía un algarabía generalizada en las tribunas, no podía creer lo que estaba pasando. Sin embargo, nada estaba decidido, el partido se definiría desde el punto del penal. Es ahí que, mientras todos se paraban en sus asientos, yo me senté, sin posibilidad de ver los penales debido a mi baja estatura, con cientos de hinchas en frente mío y aferrado a la moneda y a la mano de mi padre mientras repetía en mi cabeza "le ganamos con la camiseta". A medida que pasaban los distintos ejecutantes escuchaba los festejos en los penales de nuestro equipo y el silencio en los penales de los contrarios. Hasta que escuche un ruido metálico, como cuando una moneda cae al piso, seguido de un grito generalizado ensordecedor. El equipo rival había errado desde los doce pasos y  si Independiente convertía se consagraría campeón. La tensión se palpaba en el aire cuando el capitán de nuestro equipo se asomaba para hacerse cargo de ese penal tan importante.

 Escuche el grito desaforado de los hinchas y, antes de que pudiera reaccionar, mi viejo me dio uno de esos abrazos eternos, de esos que uno desea que nunca terminen, y con la voz quebrada y lleno de lágrimas "Viste que tenías que hacerme caso".

Hoy la moneda se encuentra guardada como recuerdo de aquel día y, en los diez años subsiguientes, se convirtió casi en un ritual ir a ver a Independiente cada quince días. Si bien en ese tiempo los resultados nos dieron muchas tristezas, en la que esa mirada que irradiaba confianza desaparecía y con ella desaparecía mi ilusión, y algunas pocas alegrías y abrazos que también quedarán grabados para siempre en mi memoria,  siempre disfruté de poder compartir esos momentos y esa pasión con mi viejo, porque para nosotros, el futbol es lo más importante de las cosas menos importantes.


viernes, 6 de noviembre de 2020

Consigna reseña- Trabajo final

 

Selección de cuentos, de Inés Garland

Por: Joaquín Fernández Vila

El reflejo de la vida

Inés Garland tenía tan solo 11 años y estaba de vacaciones en Mar del Plata cuando escribió su primer cuento. El cuento trata sobre una historia de amor frustrada entre una princesa de papel y un soldado tijera, quien la corta en pedacitos hasta convertirla en un bollito. El paso del tiempo ciertamente le agregó matices a su escritura, pero en esta obra podemos observar que el amor, el deseo y el desencuentro siguen siendo la base de una lectura que nos lleva a reflexionar sobre nuestras propias relaciones afectivas, ya sean de pareja o familiares.

Garland logra en esta obra la difícil tarea de relatar cuentos que son complejos desde sus temáticas, pero sencillos en su expresión. Nos encontramos ante relatos cotidianos, historias simples que potencian la identificación con el lector. Todo esto lo logra, además, haciendo un uso magistral de la economía de las palabras. En la Selección de Cuentos, la autora dice mucho más a través de las acciones de los personajes y en los silencios que de las palabras mismas.

En esta Selección de Cuentos, al igual que en obras anteriores, la autora argentina suele darles un rol protagónico a las mujeres. En el primer relato “El rayo verde” narra la historia de una joven que presencia como su padre se enamora de su mejor amiga y a partir de esta experiencia descubre su propia sexualidad en un viaje de verano a Salinas. La autora nos muestra en la cosificación del hombre hacia la mujer, una perspectiva en la que pone a la mujer como mero objeto de deseo. En dicho cuento se pueden leer citas como: “Los chicos nos miran desde la orilla. Las focas somos jóvenes, con el cuerpo firme y lleno de sol. No sabemos que los chicos nos ven así, tenemos la inconsciencia de la juventud” y “…es como si Ana fuera un guante o una media, algo hecho a la forma de él” son algunos ejemplos de la mencionada cosificación. En algunas entrevistas que dio la autora menciona que la inspiración para la narración de estas problemáticas nace de situaciones que vivió en su propia adolescencia, periodo de su vida en el cual afirma haberse sentido en ocasiones “como en una exposición vacuna donde los hombres te elegían”.

 Sin embargo, en ese cuento también podemos observar un momento de empoderamiento de la protagonista cuando prevalece su deseo erótico por sobre las imposiciones religiosas que marcaban esas acciones como pecado. En este sentido, la autora utiliza sus propias vivencias con los hombres y su educación de monja como objeto de crítica y revelación ante eso que le fue impuesto a una temprana edad.

Uno de los elementos más destacados de este primer relato es la narración desde la candorosa mirada de la juventud que tiene una clara inspiración en Flannery O’ Connor y se repite en el cuento “Oscar”. Esta forma particular de contar una historia genera que, las conclusiones que va planteando la escritora a lo largo del relato, no sean imposiciones, sino que abren a la reflexión y la propia interpretación del lector.

 Este primer relato se inscribe dentro del marco de un viaje familiar, recurso que se repite en esta selección de cuentos, como es el caso de “Nada que hacer” y “Oscar” entre otros. En los cuentos nombrados se muestran grupos familiares que están siempre marcados por imperfecciones, engaños maritales y desamores, rompiendo así con ciertos estereotipos de la “familia perfecta” que se suele plantearse en varias ficciones.  De esta manera, Garland se aleja de todo canon romántico para demostrar que el amor tiene mucho de real y poco de ideal.

Esta cuestión del amor sufrido se ve muy bien reflejada en el “El último muelle”, un cuento que muestra melancolía y un gran sufrimiento por un amor que nunca fue y nos intenta hacer entender esa angustia inmensa que produce la falta de amor. En varias entrevistas con la prensa, Inés Garland mencionó como “La sirenita” de Hans Christian Andersen marcó su infancia y, en este relato, se puede observar una inspiración en aquel relato que, a diferencia con la película de Disney, narra una historia de gran dolor y martirio por amor que deja un resabio angustiante al finalizar la lectura.

Otro de los cuentos más llamativos de esta Selección de Cuentos es “La cautiva”. Allí narra un accidente en unas vacaciones familiares a Misiones el cual hace tambalear las convicciones de una mujer llena de prejuicios. En esta historia, nuevamente la gran escritora argentina, se ahonda en una temática profunda como la discriminación de clase, mostrando como el falso juicio a quienes la narradora describe como indios, “intimidantes con su piel oscura” y a quienes le habla como si fuesen menores de edad. Solo un cambio de perspectiva le hace replantearse no solo sus creencias, sino también sus propias relaciones.

De esta manera, Inés Garland toma aspectos de grandes autores y los fusiona con sus propias vivencias para generar relatos íntimos, sutiles y reflexivos que nos invitan a deshacernos de los prejuicios y a tener una visión más honesta del amor y el deseo. La autora captura, con finura y precisión, la naturaleza humana.

Fuentes adicionales:

Entrevista SpinOff-Inés Garland: https://www.youtube.com/watch?v=1Qq1OWsf7h4

Entrevista mano a mano con Inés Garland en Campo de Batalla: https://www.youtube.com/watch?v=WQ67GAWypjA

martes, 3 de noviembre de 2020

Mc Cullers y Daniel Link- Escenas de lectura

Consigna: lean el artículo de Mc Cullers "Isak Dinesen. En alabanza del esplendor" y el capítulo 2 de La lectura: una vida, de Daniel Link "La escuela primaria. La señorita Celia". Anoten cuáles son las lecturas que destacan ambos textos, la transformación en el sujeto lector que proponen, la relación con la propia vida de los autores que establecen. 

Mc Cullers:

 En este relato la autora cuenta que leyó el libro “Memorias de África” de Isak Dinesen ya que se lo habían recomendado algunos de sus amigos. Ella se notaba escéptica sobre esta lectura y no contaba con grandes expectativas para afrontar el libro .Sin embargo, desde sus primeras páginas le pareció fascinante. Mc Cullers indica que releyó al libro en varias oportunidades y se convirtió en uno de sus preferidos.

Tanto había leído a Dinesen que sentía que era su "amiga imaginaria" ya que sus lecturas la habían acompañado en varios pasajes de su vida. Esa imaginación se convirtió en realidad al conocer en persona a la escritora que ella tanto admiraba. Si bien tenía dudas en conocerla, ya que no quería perderle ese aprecio imaginario que le tenía, se llevó una grata sorpresa con la calidez de la escritora y no solo no degradó esa imagen ideal que tenía sobre ella sino que la enalteció.

De esta manera pudo entablar una relación con aquella persona cuyas escrituras la acompañaron antes de conocerla y tener cierto ida y vuelta a través de carta con una persona que merecía su más alta admiración.

Daniel Link:

La primera escena de lectura que marca Link es la película Sissi que fue el primer film que sus padres le permitieron ir a ver al cine, con el paso de los años siguió toda la carrera de la actriz protagonista y le encontró una nueva significación de esa película con la imagen de Evita y fue a partir de esa resignificación que pudo comprender algunos aspectos del imaginario peronista.

Otra de las lecturas significativas en su vida eran las revistas Anteojitos y Billiken, sin embargo, a medida que fueron aumentando su contenido escolar, Daniel Link empezó a perder interés en las mismas. También señala que la coerción de su abuela para vender esas revistas y la devaluación de esa plata que había obtenido por ellas le generó cierta tristeza.

Una de las situaciones que marcó su vida fue tener como maestra en años consecutivos a Celia que le daba siempre tareas de escritura que a él le gustaban y termino destacándose por su escritura dentro de la escuela por su escritura. Tras perder un concurso de escritura, Celia le recomendó la lectura de "El Principito" y eso generó en él un afán por la lectura que terminaría de concretarse cuando su primo se mudó y le vendió una gran biblioteca de libros.


Borrador de Reseña

 

Selección de cuentos, de Inés Garland

Por: Joaquín Fernández Vila

Inés Garland tenía tan solo 11 años y estaba de vacaciones en Mar del Plata cuando escribió su primer cuento: una historia de amor frustrada entre una princesa de papel y un soldado tijera, que la corta en pedacitos hasta convertirla en un bollito. El paso del tiempo ciertamente le agregó matices a su escritura, pero en esta obra podemos observar que el amor, el deseo y el desencuentro siguen siendo la base de una lectura que nos lleva a reflexionar sobre nuestras propias relaciones afectivas, ya sean de pareja o familiares.

Garland logra en esta obra la difícil tarea de relatar cuentos que son complejos desde sus temáticas, pero sencillos en su expresión. Nos encontramos ante relatos cotidianos, historias simples que potencian la identificación con el lector. Todo esto lo logra, además, haciendo un uso magistral de la economía de las palabras. En la Selección de cuentos, la autora dice mucho más a través de las acciones de los personajes y en los silencios que de las palabras mismas.

En esta Selección de cuentos, al igual que en obras anteriores, la autora argentina suele darles un rol protagónico a las mujeres en la mayoría de los cuentos. En el primer relato (“El rayo verde”), que narra la historia de una joven que presencia como su padre se enamora de su mejor amiga y descubre su propia sexualidad en un viaje de verano a Salinas, la autora nos muestra en fragmentos en los que se vislumbra la cosificación del hombre hacia la mujer, una perspectiva en la que pone a la mujer como mero objeto de deseo, citas como: “Los chicos nos miran desde la orilla. Las focas somos jóvenes, con el cuerpo firme y lleno de sol. No sabemos que los chicos nos ven así, tenemos la inconsciencia de la juventud” y “…es como si Ana fuera un guante o una media, algo hecho a la forma de él” son algunos ejemplos de ello. En algunas entrevistas que dio la autora menciona que la inspiración para la narración de estas problemáticas nace de situaciones que vivió en su propia adolescencia, donde afirma haberse sentido en ocasiones “como en una exposición vacuna donde los hombres te elegían”.

 Sin embargo, en ese cuento también podemos observar un momento de empoderamiento de la protagonista cuando prevalece su deseo erótico por sobre las imposiciones religiosas que marcaban esas acciones como pecado. En este sentido, la autora utiliza sus propias vivencias con los hombres y su educación de monja como objeto de crítica y revelación ante eso que le fue impuesto a una temprana edad.

Uno de los elementos más destacados de este primer relato es la narración desde la candorosa mirada de la juventud que tiene una clara inspiración en Flannery O’ Connor y se repite en el cuento “Oscar”. Este forma particular de contar una historia  genera que las conclusiones que va planteando la escritora a lo largo del relato no sean imposiciones, sino que abren a la reflexión y la propia interpretación del lector.

 Este primer relato se inscribe dentro del marco de un viaje familiar, recurso que se repite en esta selección de cuentos, como es el caso de “Nada que hacer” y “Oscar” entre otros. En los cuentos nombrados se muestran grupos familiares que están siempre marcados por imperfecciones, engaños maritales y desamores, rompiendo así con ciertos estereotipos de “familia perfecta” que se suele plantear en varias ficciones.  De esta manera, Garland se aleja de todo canon romántico para demostrar que el amor tiene mucho de real y poco de ideal.

Esta cuestión del amor sufrido se ve muy bien reflejada en el “El último muelle”, un cuento que muestra melancolía y un gran sufrimiento por un amor que nunca fue y nos intenta hacer entender esa angustia inmensa que produce la falta de amor. En varias entrevistas con la prensa, Inés Garland mencionó como “La sirenita” de Hans Christian Andersen marcó su infancia y, en este relato, se puede observar una inspiración en aquel relato que, a diferencia con la película de Disney, narra una historia de gran dolor y martirio por amor que deja un resabio angustiante al finalizar la lectura.

Otro de los cuentos más llamativos de esta Selección de cuentos es “La cautiva”, un accidente en unas vacaciones familiares a Misiones hace tambalear las convicciones de una mujer llena de prejuicios. En esta historia nuevamente la gran escritora argentina se ahonda en una temática profunda como lo es la aprensión de clase, mostrando como el falso juicio a quienes la narradora describe como indios, “intimidantes con su piel oscura” y a quienes le habla como si fuesen menores de edad y como un cambio de perspectiva le hace replantearse no solo sus creencias, sino también sus propias relaciones.

De esta manera, Inés Garland toma aspectos de grandes autores y los fusiona con sus propias vivencias para generar relatos íntimos, sutiles y reflexivos que nos invitan a deshacernos de los prejuicios y a tener una visión más honesta del amor y el deseo. La autora captura, con finura y precisión, la naturaleza humana.

Fuentes adicionales:

Entrevista SpinOff-Inés Garland: https://www.youtube.com/watch?v=1Qq1OWsf7h4

Entrevista mano a mano con Inés Garland en Campo de Batalla: https://www.youtube.com/watch?v=WQ67GAWypjA