Hacía 3 semanas que estábamos andando por el desierto de Sahara y estábamos quedando sin provisiones y sin energía por los desgastantes rayos de sol que chocaban contra nuestros cuerpos.
A pesar de que cualquiera persona en nuestra situación hubiese emprendido el camino de vuelta, nosotros estábamos empecinados en encontrar aquel castillo del que hablaban todos los pueblos de la región, los pueblerinos no podían dejar de contar acerca de la existencia de aquel mágico castillo y su fuente inagotable de agua rodeada por árboles y frutos.
Solo con pensarlo se nos llenaba de agua la boca, pero ya no teníamos más energía para caminar y la desesperación de lo solitaria que sería una muerte en aquel lugar empezó a inundar nuestro pensamientos.
Cuando toda la esperanza estaba pérdida, mí compañera vio a lo lejos una cúpula y con nuestras últimas energías nos dirigimos hacía allí en la espera de encontrar un pueblo que nos rescate.
A medida que nos íbamos acercando podíamos ver qué no se trataba de un pueblo sino de una sola construcción, tan grande que hacía parecer ínfimo al desierto. Lo habíamos encontrado. Llegamos, exaltados, como si nos hubiesen inyectado la energía por las venas y abrimos las enormes puertas de oro apurados. Paseamos por los hermosos corredores y habitaciones hasta llegar al parque que se encontraba en el punto más lejano de aquel castillo.
El parque era tal cual lo describía la leyenda, y nosotros aprovechamos aquellos frutos, frescos como si el abrumante calor no tuviera efecto en ellos y el agua más pura y natural que habíamos probado.
Antes de salir decidí sacarle una foto a mí compañera para poder mostrarle a los pueblerinos que las historias eran ciertas y que ya nunca más deberían pasar hambre o morir de sed.
Tras un largo camino de vuelta llegamos al pueblo y decidimos revelar las fotos lo más rápido posible, el pueblo estaba expectante por ver aquella foto del castillo que los sacaría de su miseria. Finalmente juntamos a todos y mostramos la foto, las caras de emoción se convirtieron en enojo y desilusión, creían que era una broma de mal gusto, ellos solo veían una chica tirada en la arena del desierto.
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