En este cuento de Fabian Casas utiliza un estilo narrativo que juega mucho con la temporalidad y con la multiplicidad de historias, a partir de distintas historias, que en un comienzo parecen no tener mucha relación, y la utilización de varias prospecciones y retrospecciones, se va armando la historia principal a medida que esas historias que parecen inconexas se van uniendo y van formando el relato. El estilo del autor es bastante descriptivo, en el cuál el recurso del diálogo está casi dejado de lado. En está descripción utiliza bastantes términos muy relacionados a la cultura porteña, lo que da una sensación de proximidad a quienes pueden comprender esas referencias, pero me imagino también que aquellos que no están adentrados en esa cultura pueden encontrar alguna dificultad para entender ciertas partes del cuento.
A medida que estas historias se van desarrollando, vamos conociendo más sobre las características de los personajes, de donde vienen y como van formandose las relaciones, tanto la del narrador con Asterix, como la de el narrador con su gato y Susi.
Algunos de los temas más relevantes que toca son el escenario de la poesía en Argentina en aquel contexto, los delitos policiales y el encubrimiento de los mismos y como se responsabiliza a personas de clases sociales más desfavorecidas y sin apoyo alguno de estos crimenes. Tambien toca un tema que pareciera más banal como es el celo de los gatos y la relación amorosa plenamente dependiente de Susi.
Lo que más me sorprendió de este cuento fue esa facilidad para manejar la temporalidad y las distintas historias para llegar a un final inesperado. Ese manejo de la información que mantiene en vilo al lector hasta último momento aun sabiendo de las acusaciones al encargado y en el círculo que se maneja debido a algunas de las historias que se desarrollan a lo largo del relato.
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