viernes, 29 de mayo de 2020

Cuento objetos

Lo que pasó fue el tiempo
Objetos: taza, pelota roja y blanca a rayas, moneda escudo de fútbol y muñeco negro sin brazos (no encontré 5 objetos)

Luego de 20 años Leandro volvería a su pueblo natal. El largo viaje en tren desde la capital hasta el pueblo parecía un viaje en el tiempo a aquella primera vez que tomó ese ferrocarril, a medida que veía los grandes campos, las plantaciones de soja y las vacas, le volvían a la mente una cantidad enorme de recuerdos sobre la tierra que lo vio crecer, entre los más felices de estos se encontraba el recuerdo de su infancia cuando jugaban al fútbol  después de la escuela con una pequeña pelota roja y blanca a rayas y el más triste fue el último adiós a sus padres

Al salir de la pequeña de la estación de tren y caminar por las calles de tierra, veía como si todo estuviese igual, como si nada hubiese pasado. Al pasar por la puerta de la escuela a la que atendió durante las primeras etapas de su educación hizo que palpe con su mano el bolsillo derecho de su mochila. Allí era donde estaba siempre guardado el pequeño juguete negro y sin brazos que usurpó en el jardín de infantes y usaba como amuleto de la suerte hasta el día de hoy.

Tras una larga caminata, finalmente llegó a las casa de sus padres, a medida que le daba vueltas a la llave lo invadían la nostalgia y los recuerdos,´pero esperaba con ansias que el perro de sus padres le salte encima para jugar, luego de darle un empujón fuerte a la puerta, como en los viejos tiempos, pudo entrar a la casa de su juventud. Sus padres no estaban allí y tampoco el perro, todo se encontraba como si estuviesen esperando su vuelta, como si nada hubiese pasado. Las sillas del comedor estaban  desordenadas, los platos en la mesa esperando ser lavados, los juguetes del perro desparramados por el piso, las cortinas entreabiertas y la taza tan característica de mi madre al lado de la tetera, esperando a que ella vuelva para llenarse.

De a poco fue acercándose a la habitación donde dormían sus padres y se lanzó sobre la cama, imagino que a ellos no les molestaría que descanse un rato allí. Tras un rato largo esperando a sus padres en la cama logró  observar, sobre la mesa de luz de su padre, la moneda con el escudo de su equipo favorito, llena de polvo, al recordar lo mucho que él la amaba y decidió limpiarla con la manga de su remera, tras frotar la moneda por un rato largo entró en una tristeza absoluta, se dio cuenta que el perro no jugaría con él, que la taza no se llenaría de té y que si había pasado algo, lo que paso fue el tiempo.

miércoles, 27 de mayo de 2020

Nota de lectura "La ley de la vida" de Jack London

En el cuento de Jack London tiene como característica principal el fin del ciclo de la vida, lo inevitable de la muerte para todos los seres vivos y el miedo que esta genera a medida que se avecina, aún sabiendo que es imposible escapar de ella.

La historia del alce entra al relato como un flashback, una memoria de su juventud en épocas de abundancia para la tribu, en la que él, junto a otro integrante de su comunidad, decidieron seguir el rastro de un viejo alce y los lobos que lo acechaban. Creo que el detalle de esta historia es más exhaustiva que la de la muerte del protagonista ya que, debido a su juventud, podía capturar mejor los detalles de la escena que presenció con aquel animal. Con respecto a su propia muerte hay una descripción más vaga, ya sea por su ceguera que menciona anteriormente o porque su misión en la vida había terminado y no había más lugar a detalles.


Esta historia se encuentra en el cuento para hacer un paralelismo entre el anciano y el alce, que ambos se aferran a la vida más allá de que no hay escapatoria de la muerte que se les avecina, ambos fueron dejados atrás por sus pares para que se encuentren con el destino que persigue a todos los seres vivos, esa "ley de la vida", que es la muerte.

Otro punto que llamó mi atención fue la utilización de los objetos de la naturaleza para describir la vida y la muerte. La siguiente cita marca uno de los ejemplos más claros de esta descripción "Hoy como una hoja del último invierno, apenas sujeta a la rama. Al primer soplo me desprenderé". Luego existe una diferenciación constante entre el fuego y el calor, que tiene como significado la vida, el frío, que da lugar a la muerte y las ramas que a mí parecer hacen referencia al aferrarse a la vida, a esas ganas de reavivar el fuego cuando este ya no tiene fuerza para seguir y tiene como único destino extinguirse para darle lugar al frío.

martes, 26 de mayo de 2020

Nota de lectura "Del cuento breve y sus alrededores" de Julio Cortázar


En este texto Julio Cortázar analiza aquello que circunda la escritura de un cuento breve y por las situaciones por las que pasa un escritor a la hora de desarrollar este tipo de relatos. Al leer el relato hubo ciertos aspectos marcados por el reconocido cuentista que me llamaron la atención.

El concepto que me pareció más interesante fue cuando afirma: “Me acuerdo de una cita curiosa, creo que de Roger Fry; un niño precozmente dotado para el dibujo explicaba su método de composición diciendo: First I think and then I draw a line round my think (sic). En el caso de estos cuentos sucede exactamente lo contrario: la línea verbal que los dibujará arranca sin ningún “think” previo, hay como un enorme coágulo, un bloque total que ya es el cuento, eso es clarísimo aunque nada pueda parecer más oscuro, y precisamente ahí reside esa especie de analogía onírica de signo inverso que hay en la composición de tales cuentos, puesto que todos hemos soñado cosas meridianamente claras que, una vez despiertos, eran un coágulo informe, una masa sin sentido.” Y luego más adelante en el texto remata la idea diciendo: “Escribir un cuento así no da ningún trabajo, absolutamente ninguno; todo ha ocurrido antes y ese antes, que aconteció en un plano donde “la sinfonía se agita en la profundidad”, para decirlo con Rimbaud, es el que ha provocado la obsesión, el coágulo abominable que había que arrancarse a tirones de palabras. Y por eso, porque todo está decidido en una región que diurnamente me es ajena, ni siquiera el remate del cuento presenta problemas, sé que puedo escribir sin detenerme, viendo presentarse y sucederse los episodios, y que el desenlace está tan incluido en el coágulo inicial como el punto de partida.”

En mí corta experiencia escribiendo cuentos en esta cursada siempre sentí que aquello que iba escribir, esa idea que tenía en mi cabeza, se iba plasmando de una manera natural a medida que iba escribiendo, nunca sentí que tenía que pensar un final, sino que era como un ovillo que se va desenredando a medida que iba tirando, que esa “masa amorfa” que tenía en mente se iba desplegando a medida que iba escribiendo y que era el cuento mismo el que se iba desarrollando hacia un final que no hubiese pensado desde el comienzo de la escritura.

Con respecto a los aspectos que creo que se podrían discutir del texto de Cortázar, creo que sería, como mínimo una falta de respeto que alguien como yo discuta a un cuentista de tanto renombre. Sin embargo, la definición del proceso de escribir, como la marca él, (“escribir es de alguna manera exorcizar, rechazar criaturas invasoras proyectándolas a una condición que paradójicamente les da existencia universal a la vez que las sitúa en el otro extremo del puente, donde ya no está el narrador que ha soltado la burbuja de su pipa de yeso”) no está en sintonía con aquello que yo sentí en las ocasiones que tuve que escribir un cuento. Siento que no hubo un proceso de “exorcismo”, no lo veo ni lo siento como un desprendimiento de algo a través de la escritura

miércoles, 20 de mayo de 2020

Cuento objeto

Independiente, mi viejo, la moneda y yo

Hay días en la vida de uno que son imborrables en la memoria, uno de esos días para mí fue el 8 de diciembre de 2010. Tras varios días de espera y muchas ansias, iría por primera vez a la cancha de Independiente con mí viejo y en el contexto de una final de copa.

Esa noche, cuando mí papá llegó de trabajar, se cambió rápidamente la camisa por la camiseta roja, característica del club, y emprendimos el viaje en auto hacia Avellaneda, en aquel trayecto podía observar la gente en los colectivos o en los autos yendo vestidos igual que mi padre, como si se tratara de un uniforme, a ver aquel partido que generaba tanta expectativa en el hincha.

Cuando llegamos a Avellaneda, estacionamos cerca de la casa de mí abuela y desde ahí fuimos caminando al estadio. En esas 15 cuadras que había desde el auto hasta la cancha, empecé a escuchar los cánticos de la hinchada, me asombraba por las banderas que veía pasar, pero no entendía como la gente podía estar tan esperanzada tras el resultado adverso que tuvo el equipo en la ida.

Ya cuando estábamos llegando, decidí preguntarle a mí viejo "Pa, ¿Cómo vamos a salir campeones si en el primer partido perdimos 2-0 y no la tocamos? Ahí fue cuando él esbozó una sonrisa y me dijo "Somos de Independiente, del Rey de Copas, a estos equipos les ganamos con la camiseta", y al terminar la oración se acerco a un puesto de souvenirs y me compró una moneda de metal, pintada de dorado con el escudo de Independiente. Si bien no terminé de entender lo que significaba "ganar con la camiseta" me aferré a esas palabras y a esa moneda como si fuera lo único que existía en el mundo en aquel momento.

Es así como llegamos a la cancha y nos sentamos en una de las tribunas altas del estadio y, a pesar de que estaba en construcción y a medio terminar, yo estaba fascinado por lo que estaba viendo. Esperé sentado hasta el comienzo del encuentro, en silencio y mirando la moneda, intentando aprender las canciones para cuando arranque el partido.

Cuando salieron los equipos a la cancha me paré arriba del asiento y empecé a tararear las canciones, ya que no terminaba de entender la letra de las mismas. Independiente empezó ganando y, cuando la pelota tocó la red, me fundí en un abrazo con mí viejo, luego observé la moneda y me dió confianza de que podíamos ganar. La confianza se desvaneció rápidamente ya que el empate del equipo contrario llegó justo sobre el final del primer tiempo y yo me puse a llorar desconsoladamente. Fue ahí cuando mí viejo me miro como si mi tristeza fuese en vano y me dijo " ¿Te acordas lo que te dije antes?", cuando asentí con la cabeza, él concluyó: "¿Entonces para qué llorar?"

Al empezar el segundo tiempo, Independiente hizo dos goles rápidos y se vivía un algarabía generalizada que nunca había visto en mí vida, no podía creer lo que estaba pasando. Al terminar el partido, termino en empate y habría penales. Es ahí que, mientras todos se paraban en sus asientos, yo me senté, sin posibilidad de ver los penales debido a mi baja estatura y los cientos de hinchas en frente mío, aferrado a la moneda y a la mano de mi padre y repitiéndome "le ganamos con la camiseta", escuchaba los festejos en los penales de nuestro equipo, y el silencio en los penales de los contrarios. Hasta que escuche un ruido metálico, como cuando una moneda cae al piso, seguido de un grito generalizado ensordecedor. El equipo rival erró desde los doce pasos y luego Independiente anotó y salió campeón. Cuando la pelota tocó la red mi viejo me dió uno de esos abrazos eternos que uno desea que nunca terminen y con la voz quebrada y lleno de lagrimas "Viste que tenías que hacerme caso".


lunes, 11 de mayo de 2020

Balcanes cuento propio

Estaba haciendo calor, el sol le estaba quemando la nuca y estaba verdaderamente molesto por todo lo que llevaba encima en su camino a Dubrovnik. "¿Por qué debo volver a esa ciudad?", se preguntó mientras seguía su marcha hacia aquel lugar a paso firme. Aquellas dudas sobre su retorno eran justificadas, aquellas personas a las que el amaba y formaron parte de su infancia no quieren saber nada de él o no pueden, ya que pasaron a mejor vida.

Él no quería volver, pero no tenía mejor opción, era un hombre de principios e iba a hacer todo lo posible para defenderlos. Sus padres, a los que no podía ver hace meses, intentaron convencerlo de que no era necesario enfrentarse a tanta gente conocida y a la que les tenía un gran aprecio, pero no había nada que pudiera detenerlo.

A medida que iba llegando a aquel pueblo que lo vió crecer, podía observar como los encuentros familiares se alertaban y la gente buscaba escondite a gran velocidad, mientras observaban con odio a aquel grupo que se acercaba cada vez más a donde ellos vivían.

Es en ese momento cuando decide observar a su derecha, donde estaba su hermano, todavía estaba recuperándose de una herida grave en la cara a causa de una de las explosiones la semana pasada, pero ni las marcas ni el vendaje podían ocultar el miedo que expresaba su rostro. Un silencio abrumador ensordecía a todos los que nos encontrábamos allí, como esos silencios que auguran una tormenta, y estábamos preparados con nuestras armas en mano, para combatir contra aquellas personas con las que nos criamos.

domingo, 10 de mayo de 2020

Análisis de los cuentos de Hemingway

Un lugar limpio y bien iluminado
La escena trascurre en un café en el que dos camareros hablan mientras esperan a que un anciano acabe de tomarse su última copa de coñac. El camarero joven está apurado para cerrar ya que quiere irse a su casa en donde le espera una mujer. El camarero mayor pide paciencia y habla de la tristeza rara del cliente. Aunque le sobra el dinero, es un borracho infeliz, hasta el punto de haber intentado suicidarse. En el último momento, una sobrina cortó la cuerda de la que colgaba.


No se saben muy bien los motivos de su desolación íntima, pero acude todas las noches a pedir copas de coñac; apura los tiempos y resiste silencioso, encerrado en su sordera, como el bebedor molesto y tardío que impide cerrar.

La narración en este cuento de Hemingway es en tercera persona y el narrador actúa como alguien que está presenciando la escena que esta ocurriendo en el bar. El diálogo en este cuento no solo sirve para el desarrollo de la trama y para recrear las conversaciones si no que es una herramienta útil para marcar las posturas totalmente diferentes entre el camarero joven y el experimentado.

La historia superficial es la del anciano que impide el cierre del bar, ante el apuro del camarero joven que no se sensibilizó ante las explicaciones del camarero más antiguo ya que creía que su tiempo era más valioso que el del sordo.

La historia profunda es la desolación del hombre solitario que intenta escapar de lo cotidiano alcoholizándose en el bar e intentando escapar de aquella vida abrumadora con un intento de suicidio.
Es por eso que al cerrar el bar, el camarero de mayor edad se pone a reflexionar sobre la importancia de aquel bar limpio y bien iluminado que funciona como un escape de la "nada" que significa la existencia de aquel hombre sordo y alcohólico.

El gran río de dos corazones

A diferencia del primer cuento, en este los diálogos son utilizados en solo dos oportunidades, generando un relato narrativo. De esta manera, el narrador es la voz más presente a lo largo del texto ubicándose en el pasado y en tercera persona, utilizando la descripción como la herramienta más destacada.

El texto va desplegando la manera en que Nick Adams lleva a cabo una salida de pesca. En el inicio, se describe un lugar arrasado por un incendio. Sin embargo, en medio de la desolación, “el río estaba allí”. Es aquel río con sus truchas, al que Nick no ve hace mucho tiempo. Una pequeña observación, apenas deslizada, nos da un indicio; todo ha quedado atrás: “la necesidad de pensar, la necesidad de escribir, otras necesidades”. Después nos adentramos a una narración lenta, casi engorrosa, de la caminata de Nick entre los pinos, molesto por el peso de su mochila, deteniéndose a observar los saltamontes, a fumar un cigarrillo, hasta que al atardecer llega al río. De esta misma manera, también, el narrador despliega las distintas acciones en el momento que llega al lugar donde quería armar su campamento.

La segunda parte del extenso relato desarrolla, con la misma demora, todas las distintas opciones disponibles a la hora de pescar del día de pesca.

La historia de aquel día de pesca es la historia superficial. La historia profunda creo yo que se esconde de alguna experiencia pasada de Nick la cuál la llenó de estrés o tal vez se trata de alguna experiencia traumatica de la que el personaje principal intenta escapar yendo de pesca.

viernes, 8 de mayo de 2020

Análisis del cuento policial

En el texto acerca del género policial, Jorge Luis Borges afirma que lector de dicho género lee con incredulidad  y que se cuestiona todo aquello que se le va cruzando a lo largo del texto. Este aspecto del lector de las narraciones policiales se lo otorga a Edgar Allan Poe, quién inventó el género y, por lo tanto, al tipo de lector.

Borges asevera que la literatura actual no sería lo que es si no fuese por la influencia del escritor norteamericano, quién no solo le dio vida a los relatos policiales si no que fue quién deriva la idea de la literatura como un hecho intelectual.

Esta idea de un género intelectual se ve reflejado en como todos los casos se resuelven a través de la inteligencia del detective, que a partir de una serie de pistas que se van conectando termina resolviendo las situación problemática de la trama.

En mí opinión esa tarea intelectual que hace el detective, también se traslada al lector, que a partir de las pistas que son dadas al protagonistas, intenta sacar sus propias conclusiones e intenta llegar también, a partir de la suspicacia mencionada anteriormente, al final del asunto conflictivo dentro de la trama.

miércoles, 6 de mayo de 2020

Bel Occidente cuento propio

Bel Occidente
Ya había preparado las valijas y no podía disimular la alegría que me generaba viajar a Egipto por primera vez. Mí padre era un fanático y gran conocedor de la historia y la cultura de aquel lugar y, durante mí infancia, solía contarme todo tipo de leyendas sobre ese maravilloso lugar. La fecha del viaje era especial para mí ya que se cumplía un año de su muerte y su única herencia había sido un reloj, el pasaje para el viaje y unas instrucciones para cuando llegará al país africano.

El vuelo fue largo y plagado de incomodidades, pero llegar a la tierra que mí padre amaba me llenó de energía para empezar a descubrir aquel lugar lleno de historia. Al salir del aeropuerto, como si se tratará de un reflejo, abrí de manera instantánea el mensaje de mí papá. Las instrucciones que habia indicado era de tomar un tour a las catacombas de Kom El Shogafa y que en aquel lugar podríamos reencontrarnos. Ansioso por poder recordar a mí padre corrí hacia el hotel para dejar las valijas y fui lo más rápido posible hacia las catacombas llevando conmigo únicamente el reloj y las instrucciones.

A medida que se iba desarrollando el tour, me iba decepcionando. El guía daba información que yo ya sabía, la gran cantidad de gente me imposibilitaba disfrutar de la gran belleza del sitio y las miradas solían dirigirse hacía mí por culpa del ruidoso minutero del reloj de mí padre. Es ahí donde encuentro una pequeña puerta que decía <Bel Occidente> en egipcio y, a pesar de no recordar su significado, recordaba que mí padre mencionaba aquella palabra en todas sus narraciones.

Es en aquel momento que la curiosidad me guió a aislarme de la multitud y pasar por esa pequeña puerta. Al entrar me encuentro en un salón enorme y lleno de tumbas dónde, a pesar de mí gran estatura, me sentía la persona más pequeña del mundo. El reloj dejó por fin de mover sus manecillas y lo único que quedaba era el silencio y las tumbas a unos pocos metros de dónde me encontraba.

Con mucha cautela fui acercándome hacía ellas para ver los detalles de los jeroglíficos y los nombres que se encontraban en ellas. La alegría de mí cara de transformó en asombro al leer el nombre de mí padre en la anteúltima tumba y aquel asombro se convirtió en terror al encontrar mí nombre en la última de ellas. Levanté la mirada y en frente mío se encontraba un espejo resquebrajado de marco dorado, en él no solo vi mí reflejo sino también el de un perro negro. Es ahí cuando recordé que Bel Occidente era la tierra de la muerte y Anubis era su guardián.